CARTA A MIS HIJOS ( DE UNA MADRE DEL S XXI )
Mis queridos hijos:
El día que me veais mayor y ya no sea yo, tened paciencia e intentar entenderme.
Cuando, comiendo, me ensucie, cuando no pueda vestirme, tened paciencia. Recordad las horas que pasé enseñándooslo.
Si, cuando hablo con vosotros, repito las mismas cosas mil y una vez, no me interrumpáis y escuchadme.
Cuando erais pequeños, a la hora de dormir, os tuve que explicar mil y una vez el mismo cuento hasta que me quedaba dormida, siempre me dormía yo antes que vosotros.
No me avergoncéis cuando no quiera ducharme, no me riñáis. Recordad cuando tenía que perseguiros y las mil excusas que inventaba para que quisierais bañaros

Cuando veais mi ignorancia sobre las nuevas tecnologías, os pido que me deis el tiempo necesario y no me miréis con sonrisa burlona. Os enseñé a hacer tantas cosas: comer bien, vestiros… y de cómo afrontar la vida, muchas veces son producto del esfuerzo y la perseverancia de los miembros de la familia.
Cuando en algún momento pierda la memoria o el hilo de nuestra conversación, dadme el tiempo necesario para recordar. Y si no puedo hacerlo no os pongáis nerviosos, seguramente lo más importante no era mi conversación y lo único que quería era estar con vosotros y que me escucharías.
Si alguna vez no quiero comer, no me obliguéis. Conozco bien cuándo lo necesito y cuándo no.
Cuando mis piernas cansadas no me dejen caminar… dadme vuestra mano amiga de la misma manera en que yo lo hice cuando disteis vuestros primeros pasos. No retiréis la mano con crema imaginativa cuando veáis que pierdo el equilibrio y caigo sin fuerzas sobre las olas del mar de la vida.
Y cuando algún día os diga que ya no quiero vivir, que quiero morir, no os enfadéis. Pero dejadme que yo decida para que no os quede remordimiento de haber cometido un crimen. Algún día entenderéis que esto no tiene nada que ver con vuestro amor, ni con el mío.
Intentad entender que a mi edad ya no se vive, sino que se sobrevive y más con mi enfermedad.
Algún día descubriréis que a pesar de mis errores, siempre quise lo mejor para vosotros y que intenté preparar el camino que debíais hacer.
No debéis sentiros tristes, enfadados o impotentes por verme de esta manera. Debéis estar a mi lado. Intentad comprenderme y ayudarme como yo lo hice cuando empezasteis a vivir.
Ahora os toca a vosotros acompañarme en mi duro caminar. Ayudadme a acabar mi camino con amor y paciencia. Yo os pagaré con una sonrisa, y con el inmenso amor que siempre os tenido. Sacrificando mi vida sentimental, mi futuro de pareja, para evitaros el sentiros relegados a un segundo término.
¿Qué daño os he hecho para este deseo que os ronda la cabeza?
Se que lo que os pido caerá en saco roto, pero ¿Cuántas veces os habéis pasado noches enteras sin acostaros para cuidarme en mis enfermedades?
Ahora os necesito, ahora que mis males no me dejan vivir una vida plena, no digáis nada, se vuestra respuesta: arréglatelas como puedas y me habéis hecho el vacío en vuestras vidas.
Si he de morir dejadme que venga cuando tenga que venir, no pongáis vosotros los medios ya me los pone la vida.
Os quiero, hijos míos. Os quiero desde el primer momento, aun antes de la fecundación ya en mi mente os abrazaba como se abraza una rosa entre los dedos, suave, con ternura y cerraba los ojos y me aislaba de lo que me rodeaba, buscaba la soledad dichosa, la buscada para disfrutarla yo sola.
¡Que felicidad sentía al acariciar vuestra piel sedosa! No rechacéis con asco, estas manos rugosas, ásperas, a veces con manchas y temblorosas, porque antes eran las que os acariciaban y sentíais ese placer.
Os amo, y os amaré siempre aunque no exista correspondencia, pero no adelantéis mi muerte, que venga sola y tranquila.
Un abrazo de una madre cualquiera.
PD Hoy me fui a comer fuera,a la vuelta abrí los correos y me encontré este pps, no pensaba publicarlo, pero es lo que está ocurriendo en nuestra sociedad. Recibido por correo .Gracias Bea