JOVEN POETA LÍRICO DE LA LITERATURA LATINA
Existen dudas sobre el lugar de nacimiento del poeta Catulo. Sus biógrafos no se ponen de acuerdo, unos afirman que fue en la pequeña península de Sirmiones, donde los padres poseían una quinta, otros opinan, parece ser la más acertada, que nace en Verona, así lo afirman Plinio, Ovidio y Marcial, que dice:
"Tantum magna suo debet Verona Catullo
Quantum parva suo Mantua Virgilio"
(Marcial, Epigramas, XIV, 195)
Su nacimiento ocurre en un momento histórico embarazoso. La Republica agoniza en medio de crueldades y corrupción y los hombres que se dedican a la política son a su vez poetas y escritores: César, Salustio, Cicerón…
Catulo, siendo muy joven, se traslada a Roma para completar su educación, involucrándose en el ambiente de corrupción existente en la ciudad. La vida de disipación a la que se había entregado lo lleva a la ruina material, y la desordenada pasión hacia una mujer de gran belleza y entregada al vicio, 10 años mayor que el, a la que llama Lesbia en honor a Safo,( poetisa griega por la que siente gran admiración), lo aniquila moralmente arrastrándolo a una muerte prem
atura.
Lesbia era una mujer lasciva, infiel a su marido y con una gran corte de amantes. La sociedad en la que vivía, las costumbres morales estaban sometidas a un fuerte relajamiento. Catulo sin este aliciente, jamás se habría enamorado de ella, ni tampoco hubiera escrito tan hermosos poemas. No se puede concebir a Lesbia de otra manera, era necesario que fuera así, para que Catulo llevara el amor hasta los límites de una pasión que rozaría con el odio.
Toda su vida está marcada por la exaltación; va desde la más intensa felicidad al más negro de los vacíos, sin tener en cuenta que a veces le llevaba a expresiones eróticas y obscenas cuyo atrevimiento traspasa los límites de lo increíble, con rapidez pasaba del odio por la amada, a la declaración de amor por algún jovencito, llamado Juvencio.
Ardiente y apasionado, se apartó de la fría retórica y de los convencionalismos de la época, expresando sus vivencias con un lenguaje sencillo y apropiado a las sensaciones del momento que experimentaba.
Sus poesías en un principio circulan sueltas entre sus contemporáneos, mas tarde el mismo las recopila y forma una colección. Aunque imitó a poetas griegos, no pierde el sello d
e su personalidad. Gozó fama de erudito debido al conocimiento que tenía de la lengua griega y del estudio y versiones latinas que hizo de Calamaco y de su musa griega Safo, nutriéndose de la poesía helénica y de la lírica sáfica.
Los críticos e historiadores literarios ven en el, al precursor de los poetas clásicos.
Aunque separados por el tiempo, Catulo y Safo, se hayan muy unidos en cuanto a la forma de expresar sus sentimientos más íntimos, a diferencia del lenguaje de Catulo, el de Safo es más comedido. Su obra se nutre de la ingenuidad y pintoresquismo del pueblo.
Tanto la obra de Catulo como la de Safo nos ha llegado incompleta y a veces distorsion
ada
Muy brevemente voy a resumir la vida de Safo, conocida, famosa y querida, por su obra y por el lugar de su nacimiento, la isla de Lesbos y las consecuencias que le trajo el nombrecito.
Lo realmente importante de Safo, es su obra literaria, que tanta repercusión tuvo en el mundo de las letras.
Escribió en dialecto “eolio”, inventó los versos “sáficos”, así como los versos “eólicos” y un instrumento de música llamado “pectis”. Sus versos “sáficos” fueron trasladados a la poesía latina gracias a Catulo y Horacio. Sus poemas fueron apasionados y exquisitos, jamás erótico y malsanos.
Sus poemas andaban por ahí; fueron recopilados y nos quedan solo algunos fragmentos de poesías y dos poemas completos. Siendo la oda a Afrodita la más sublime.
Dejo dos poemas de los autores mencionados. El paralelismo es evidente.
CATULO: (Carmen LI)
Que es igual a un dios me parece aquel
(y que supera a los dioses, si es lícito)
que sentado frente a ti, sin cesar,
observa y escucha cómo
ríes con dulzor, lo que me arrebata
los sentidos, mísero: Lesbia,
en cuanto te veo, ya no me queda
ni un hilo de voz,
la lengua se torna torpe, y a manar
comienza una llama bajo mis miembros;
me zumban los oídos y una noche
doble cubre mis ojos.
El ocio, Catulo, te es muy molesto;
en el ocio te exaltas e impacientas.
El ocio ya perdió antes muchos reyes
y ciudades felices.
SAFO (Poema I. D.2L.-p.31)
Me parece igual a los dioses ese
hombre que ahora está frente a ti sentado,
y tu dulce voz a tu lado escucha
mientras le hablas
y tu amable risa; lo cual, te juro,
en mi pecho el alma saltar ha hecho:
pues te miro apenas y mis palabras
ya no me salen
se me queda rota la lengua y, suave,
por la piel un fuego me corre al punto,
por mis ojos ya nada veo, y oigo
sólo un zumbido,
me destila un frío sudor y entera
un temblor me apresa, y cual la paja
amarilla estoy y mi muerte siento
poco alejada.
Pero todo habrá que sufrirlo, incluso...
PD. Los poemas han sido cedidos por un gran amigo, Antonio Martín Ortiz