sábado, 29 de octubre de 2011

AMOR LABRIEGO

Sobre el alfeizar de la ventana,
con los brazos desnudos,
la  vestal observa el paso
de los mozosque en silencio marchan
de vuelta del trabajo,
con un pensamiento fijo:
ella lo espera, un pellizquito, un bocadito,
un besito sabroso, un fuerte abrazo,
 una caricia en la mano, una sonrisa coqueta,
un mimo en los senos, llenos de vida eterna
y en los labios un dulcegesto
que por la garganta despacito baja
con sumo cuidado, hasta la fortaleza,
que derrotada cae de gozo y querencia.
¡Si bonita es la tarde, más bonito es quererte!
Tus manos callosas de algodón semejan,
cuando en mi cuerpo con ternura coquetean.
Tus labios resecos por los ardientes vientos,
en mi cara se posan
tornándola roja como una amapola
que entre el trigo inmaduro de la tierra brota.
Alpargatas rotas con dedos sangrientos,
camisa y pantalón con refueros y escondido
un corazón de amor lleno
¡oh Dios mío cuanto le quiero!.

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