lunes, 31 de agosto de 2009

ALMEDINILLA: DE LA CIUDAD AL CAMPO I


“Deja la abundancia y sus hastíos, y esos edificios cercanos a altos nubarrones; renuncia a admirar la opulenta Roma con sus humos, sus riquezas y sus ruidos.”

Horacio


"Córduba", capital de la Bética, se halla ubicada entre las tierras jienenses, malagueñas, campiñas cordobesas y depresiones granadinas. La orografía del terreno y la confluencia de ríos como el Genil, el Alamedilla, el Zambra y otros, han hecho de estas tierras zona de paso y en ocasiones se transformaban en zona fronteriza y de límites.

Dada su privilegiada situación geográfica y ambiental, dotada de una gran riqueza acuífera, un suelo fértil donde se podía cultivar todo tipo de productos agrícolas, como los cereales, la vid y el olivo, base de su alimentación, una vegetación frondosa para mantener una ganadería de ovicápridos, bóvidos, y porcina, la Bética era el lugar propicio para el asentamiento de los nuevos conquistadores y explotaran el territorio consolidando así la agricultura mediterránea de la vid, los cereales y el olivo.


Poco a poco los romanos van apoderándose del sur y levante de la península y tras vencer a los cartagineses, llega la romanización de la comarca que habían ocupado los iberos. Después de una etapa de inestabilidad, el emperador Augusto establece un largo periodo de “Paz y estabilidad” que se consolida con la concesión del Derecho Latino y la Ciudadanía a toda la Hispania.

Roma desde el primer momento deja su impronta en la Bética: levanta templos, crea calzadas, acueductos, puentes, da un gran avance a la economía y al comercio, se preocupa de la agricultura y ganadería, el arte, arquitectura, escultura…surgen las ciudades seguidas de asentamientos rurales o “villae” Estos asentamientos rurales o “villae” tenían doble finalidad, por un lado corresponden a la residencia de los propietarios que huyen de las ciudades, son lujosas y siguen los modelos de casas helenísticas y por otro son la zona productiva, destinada a las dependencias agrícolas.


Entre los pueblos de Alcalá la Real (Jaén) y Priego de Córdoba (Córdoba) se halla el pueblo de Almedinilla y dentro de sus límites se ha encontrado una "villa" romana, “ El Ruedo”. Cuenta entre sus edificaciones con la casa o “domus” que servia de residencia a los propietarios, “zona residencial o “Pars urbana”. y otra edificación que estaba dedicada a la servidumbre y trabajos agrícolas,”Pars

rustica”. La finalidad de estas “villae”, junto a la explotación agropecuaria, el cultivo de la triada mediterránea, la vid, el olivo y los cereales, la ganadería, los alfares u hornos para la alfarería y material de construcción, así como el trabajo del metal, era la de huir de las grandes ciudades, mantener el orden y controlar las tierras de labor, la huerta, caza y frutos del bosque.

En torno a la "villa "se hallan silos de trigo, hornos para tejas, una almazara para aceite, canales y depósitos para el riego, todo lo necesario para la vida de comunidad, así como una necrópolis, cementerio de los campesinos.

Fotos realizadas por el autor del blog.
1.- Castillo de Alcalá la Real (Jaén)
2.- Peñón de Almenedilla (Córdoba)
3.- Callejón de Almenedilla (Córdoba)

Este post quiere aportar un grano de arena a una gran romana, conocedora de esa cultura hasta la saciedad. Como en los toros. ¡Va por ti Isabel Barceló!, con todo mi cariño.

domingo, 23 de agosto de 2009

FRAY JUNÍPERO SERRA


DÉJAME DORMIR, MAMÁ


Hijo mío, por favor,
de tu blando lecho salta.
Déjame dormir, mamá,
que no hace ninguna falta.

Hijo mío, por favor,
levántate y desayuna.
Déjame dormir, mamá,
que no hace falta ninguna.

Hijo mío, por favor,
que traigo el café con leche.
Mamá, deja que en las sábanas
un rato más aproveche.


Hijo mío, por favor,
que España entera se afana.
¡Que no! ¡Que no me levanto
porque no me da la gana!

Hijo mío, por favor,
que el sol está ya en lo alto.
Déjame dormir, mamá,
no pasa nada si falto.

Hijo mío, por favor,
que es la hora del almuerzo.
Déjame, que levantarme
me supone mucho esfuerzo.

Hijo mío, por favor,
van a llamarte haragán.
Déjame, mamá, que nunca
me ha importado el qué dirán.

Hijo mío, por favor,
¿y si tu jefe se enfada?
Que no, mamá, déjame,
que no me va pasar nada.

Hijo mío, por favor,
que ya has dormido en exceso.
Déjame, mamá, que soy
diputado del Congreso
y si falto a las sesiones
ni se advierte ni se nota.
Solamente necesito
acudir cuando se vota,
que los diputados somos
ovejitas de un rebaño
para votar lo que digan
y dormir en el escaño.
En serio, mamita mía,
yo no sé por qué te inquietas
si por ser culiparlante
cobro mi sueldo y mis dietas.
Lo único que preciso,
de verdad, mamá, no insistas,
es conseguir otra vez
que me pongan en las listas.
Hacer la pelota al líder,
ser sumiso, ser amable
Y aplaudirle, por supuesto,
cuando en la tribuna hable.
Y es que ser parlamentario
fatiga mucho y amuerma.
Por eso estoy tan molido.
¡Déjame, mamá, que duerma!

Bueno, te dejo, hijo mío.
Perdóname, lo lamento.
¡Yo no sabía el estrés
que produce el Parlamento!

Fray Junípero (1713 - 1784) Religioso franciscano español.

Piensen que fue escrito por este franciscano en el 1700 y valoren su vigencia

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