viernes, 25 de marzo de 2011

TESOROS DE MI VIEJO CAJÓN

RECUERDOS AGRADABLES CON UN TINTE DE AÑORANZA

Buscando en mi cajón de cosas viejas y custodiado por mi pesado soldadito que hace guardia día y noche con tanto esmero, que incluso a mi  me pide la contraseña cuándo al montón de recuerdos accedo, contraseña que el y yo solo sabemos. Sentada a su lado en una vieja mecedora, sin ser consciente de ello, los ojos se me van adormeciendo y un suave sopor se apodera de mis sentidos. Es el momento propicio para que el espíritu abandone el cuerpo y libremente recorra los lugares casi olvidados de la infancia.

Ya sin los atadijos de mis cosas viejas, escucho un sonido lejano, como  rezo de letanía, son las doce del medio día, el viejo reloj de la iglesia va atrasado, no importa, los rayos solares que por las rendijas de las ventanas de la vieja escuela penetran, anuncian el  comienzo del rezo del ángelus. Se observa un silencio absoluto, solo se escucha el murmullo de la oración.-el angel del Señor anunció a María ...

En el pueblo no se había producido cambio alguno, todo permanecía en su primitivo lugar, la escuela, los caños, la iglesia, el casino, la media luna, banco de piedra y argamasa ubicado al final del paseo,   donde nos reuníamos los “amigos” atiborrados de las tonterías de los 15 – 17 años.

Atraída por los rezos que de la escuela salían, me dirigí con emoción hacía ella y contemplé una habitación con unos cuantos pupitres manchados de nombres y borrones de tinta azul, el suelo de tierra y en las paredes el eterno mapa de España, un cuadro del”Generalísimo”y un Crucifijo.

 La maestra, en ese momento, llamaba a una niña para que “cantara “el catecismo, obligatorio su conocimiento para poder hacer la Primera Comunión, presentarse a “ingreso” y poder estudiar  bachillerato y después pasar a la Universidad y estudiar la carrera que más te llene. Sorpresa fue la mía, cuando vi que aquella niña era yo. Estaba descompuesta, nunca me gustó el catecismo, no entendía el por qué tenía que estudiar de memoria cosas que no comprendía. Por ejemplo sobre el sexto mandamiento: P .¿Peca en los malos pensamientos quien procura desecharlos?. R. Antes merece, si  con eso quita las ocasiones, ¿y que merece, y que son las ocasiones?, iba pensando la niña recorriendo lentamente el camino que la separaba de la mesa de la maestra.
-         ¿Hoy te has estudiado el apartado de los Artículos de la Fe?.
-         Si señorita.
-         Dime, pues,¿Dijisteis que el primero es creer en Dios: ¿qué entendéis vos por Dios?
-         Un hombre muy bueno, muy sabio que sabía hacer todas las cosas.
-         ¿Es una persona sola?
-         No, son tres iguales, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Los tres son Dios, es como la rama de un árbol que tiene tres hojas...
Profesora y alumna quedaron en la clase con su catecismo RIPALDA, catecismo con una intensa y larga historia.

D e vuelta a mi cajón de trastos viejos y olvidada  de mi protagonismo  con el catecismo Ripalda, rebuscando,  rebuscando encuentro otro catecismo de formato totalmente diferente y el contenido también diferente pero con un punto en común: deberes y obligaciones del cristiano, uno de lectura clara, el otro el de idioma desconocido resulta que es catalán e imprimido en 1926 ¡menuda sorpresa!.


Encuadernación casera
Con avidez lo ojeo y me lo empapo todo en una noche. Me quedo fascinada, sus preguntas claras y las contestaciones directas, un auténtico tesoro. Un ejemplo muy claro es, que en el Ripalda en el cuarto mandamiento nos hace diez preguntas, mientras que el catecismo bilingüe solo dos:que nos prohibe y que nos manda. Será que como es para Segundo Grado, ya  se  las saben todasdo Su edad se halla marcada por los dientes de los ratones que no le tienen respeto a nada, ni a la orden de impresión por el Obispo de la ciudad.
Sigue mi  protector, de centinela de los papeles viejos que se fueron guardando para uso excluivo de los hermanos pequeños. Alli encontrabas de todo, dentro de mi cajón, el teniente con una sonrisa hierática extrajo una encuadernadora hecha por mi padre, era un manitas, pero sin la ayuda y la gran aportación de su hija paqueña, no hubiera sido nada;ella preparba e l pegamento sacado de los árboles, sostenía la aguja, el hilo, el papel... era su ayudante principal. Tan absorta estaba en mis recuerdos de encuadernadora,  que no advertía como del suelo nacian florecillas cuentacuentos ,jamás sustituidos por el ciber, cuentos que se puedan acariciar, que tengan calor humano.

                                                           CUENTOS DE CALLEJA
 
 A todos los blogueros y blogueras que de alguna manera habeis pasado por mi blog, teneis todo mi cariño y respeto y siempre que pueda os visitré. Un abrazo para todos Guille, Nina...